10 de abril de 2008

REY LEAR


En un magistral ensayo de atemporalidad y de coetaneidad, esta obra de comienzos del siglo XVII se lleva a escena arriesgando los originales versos y la sobriedad del escenario, para actualizar un drama tan del momento como lo fue en su tiempo, como lo son en toda ocasión aquellas grandes obras que se convierten en clásicos. Este Rey Lear no viste con aire barroco, ni sus hijas llevan vestidos ampulosos. La escenografía importa lo necesario, no para recrear la época, el momento determinado, sino para estar al servicio del texto y de la interpretación de los personajes. La conocida escena del reparto de la herencia, la tormenta, el complot de las dos hijas mayores, el desengaño del rey ante la realidad de sus hijas, su vida ajena a la corte, su pérdida del juicio, su reencuentro con Cornelia, su hija pequeña… Lo esencial de la obra sigue intacto y actual.
Las equivocaciones que comete Lear en el reparto de sus bienes por prejuzgar el comportamiento de su hija Cornelia, el egoísmo de las hijas mayores y su ansia de poder, el abatimiento y la derrota del rey cuando descubre el plan de sus primogénitas, el enfrentamiento entre estas en su carrera de lucha por el poder, ponen de manifiesto los conflictos humanos más significativos de la historia. Especialmente dramáticos por su carga simbólica son el momento de la tormenta, la conversación de Lear y su bufón con los mendigos y las reflexiones totalmente filosóficas que lleva a cabo Lear y el bufón. Nadie debería hacerse viejo sin hacerse antes sabio, le dice éste al rey Lear, con toda la locura y toda la cordura posibles. Priman los instintos humanos por encima de todo.

N.S.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Amiga NS, me temo que los instintos tienen más de primates que de estrictamente humanos. Formidable la crítica. Congratulations.

Anónimo dijo...

Creo que los primates tienen imstintos más de acuerdo con lo que se podría esperar de ellos que los humanos. Es más, creo que el adjetivo humano, si Dios no lo remedia, va a ir derivando hacia lo siniestro. C ´est dommage.

Anónimo dijo...

La virtud que tienen los clásicos en que siguen funcionando en cualquier época. El defecto que tienen los primates es el parecido con el ser humano, físico y a veces intelectual. Excelente reseña.

Anónimo dijo...

Los instintos son básicos, herencia de nuestro pasado como primates, sin duda, pero esencial y emocionalmente humanos en tanto que pasionales, feroces y voraces. Gracias.