27 de marzo de 2008

The New Yorker


Corroborando el conocido adagio que afirma que de noche todos los gatos son pardos, este de la portada de la exclusiva revista New Yorker se pasea, más bien desliza, sobre la barandilla de una terraza desierta. Con curiosidad y desconfianza felinas, observa el interior, acechante siempre. Junto a la tupida alfombra de violetas se recortan la silueta de un árbol y la propia sombra del gato. Al fondo aparece otro árbol vagamente antropomórfico y un telón de azul desvaído talonando la noche. Sólo la barandilla parece negarse a la inmersión en las sombras, y bebe desafiante el último chorro de luz para lucir sus mejores galas. El gato está fuera. Lo que ignoramos es dónde estará el dueño de la butaca vacía.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda alguna esta descripción desmiente el mítico dicho de que una imagen vale más que cien palabras.

Anónimo dijo...

Hombre, una portada del New Yorker sí, claro.

Anónimo dijo...

Quiero decir que entre la descripción y la imagen,me quedo con la descripción.

Anónimo dijo...

M'ha agradat molt la portada, però he de reconeixer que la descripció no li desmereix en absolut.

Anónimo dijo...

Well, in fact I think it's not so difficult to write something good with such a wonderful image.

Anónimo dijo...

I'm not agree.I think it's difficult to write something like that and have in your mind the same wonderful image when you close your eyes.
Es a dir, es pot escriure sobre un dibuix, pero es molt dificil plasmar amb paraules els detalls sense descuidar elements significatius.
Creo que el que lo ha escrito, ha pintado el dibujo con palabras.

Anónimo dijo...

Es un dibujo con una gran fuerza elíptica. Modestamente creo que es la butaca vacía la auténtica protagonista. Hasta el gato y las sombras le rinden pleitesía, ¿no us hi sembla?

Anónimo dijo...

La butaca se convierte indudablemente en la protagonista principal de la escena. Encierra un profundo misterio que mantiene atenta la mirada del espectador.�ste siente la necesidad de descubrir historias sospechosas que giran en torno a ella y a sus invisibles ocupantes.
Ah! Bon intent amb el catal�.

Anónimo dijo...

Clro que, ¿quién nos dice que realmente no esté ocupada?

Anónimo dijo...

Es mucho más que una butaca, es la fiel testigo de los innumerables secretos y entrañables anécdotas que una gran saga familiar le ha confiado en sus recogidos momentos de descanso y ensoñación.Ella lo sabe todo, nosotros tan solo intentamos adivinarlo.