28 de marzo de 2008

La música de la esfera llamada "Tierra"



Lo que sigue es un fragmento de "Vida y destino" de Vasili Grossman en el que la música es horrorizada testigo de la cara más cruel y sañosa del siglo pasado.
"La gente de los campos, la gente de la cárcel, la gente que se ha escapado de la prisión, la gente que marcha hacia su muerte conoce el extraordinario poder de la música. Nadie siente la música como los que han conocido la prisión y el campo, como los que marchan hacia la muerte. La música que roza al moribundo no resucita en su alma la esperanza ni la razón,sino el milagro agudo y sobrecogedor de la vida. De la columna brotó un sollozo. Parecía que todo se hubiera transformado, que todo se hubiera fundido en una unidad. Todo lo que se había fragmentado: la casa, el mundo, la infancia, el camino, el rumor de las ruedas, la sed, el miedo y esta ciudad que emergía de la niebla, esta aurora roja y pálida, todo se fundió de repente, pero no en la memoria o en un cuadro, sino en la percepción instintiva, ardiente, dolorosa de la vida pasada. Allí, en el resplandor de los hornos, en la plaza del campo, la gente percibía que la vida era algo más que la felicidad, que también era maldad. La libertad es difícil, a veces dolorosa: es la vida. La música supo expresar la última agitación de sus almas, que unían en su ciega profundidad las alegrías y penas experimentadas a lo largo de lavida con aquella mañana brumosa, con el resplandor sobre sus cabezas. O tal vez no era así. Tal vez la música sólo era la llave que permitía acceder a los sentimientos de los hombres, no lo que les llenaba en aquel horrible instante, sino lo que les abría las entrañas. Suele pasar que una canción infantil haga llorar a un anciano. Pero no es por la canción por lo que llora; esa es sólo la llave que abre su alma. Mientras la columna dibujaba lentamente un semicírculo alrededor de la plaza, por las puertas del campo entró un coche color crema. De él bajó un oficial de las SS con gafas y un capote con cuello de piel que hizo un gesto de impaciencia, y el director de la orquesta bajó en el acto las manos en un movimiento desesperado, haciendo cesar bruscamente la música".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un libro realmente sorprendente. Sin darte cuenta, cuando te adentras en su lectura,experimentas una profunda sensacón que te remueve la conciencia y te hace pensar en la verdadera condición humana.

Anónimo dijo...

Coincido totalmente. Por cierto, es una gozada este blog. Definitivamente.