12 de junio de 2008

Vacío perfecto


Todos nosotros hemos imaginado alguna vez una historia y la hemos continuado, conscientemente o no, recién despertados de un sueño o en cualquier momento cotidiano de abstracción y evasión total. No debe resultarnos extraño, pues, imaginar un libro cuyo contenido sean las críticas literarias de libros que no existen y que alguien, su autor, no ha creado la historia primero, y después su crítica, sino que a partir de unas críticas de libros ficticios da a conocer una historia. Y sí, ya había precedentes borgianos, por ejemplo, pero el autor de esta obra es Lem. Su erudición está presente en estos textos, espejos de pensamientos, tesis filosóficas más complejas de argumentar. El recurso de lo imaginario en lo imaginado permite además hacer uso de la ironía, incluso de la parodia, de modo magistral. La intertextualidad funciona al intentar asociar incluso a las críticas algunas obras literarias, así como la inevitable relación entre autores ficticios y reales. Vacío perfecto es una obra mítica. Como anécdota, la crítica de Gigamesh, de un tal Patrick Hannahan, tercer texto de Vacío perfecto, inspiró la existencia de una editorial española, y tal vez no sea el único motivo de inspiración de estos textos. N.S.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como se sigan haciendo tantas críticas laudatorias en este blog, me voy a arruinar. Hagan ustedes críticas negativas, hablen de El juego del ángel, que ahí no hay peligro de bancarrota. Muy bueno el comentario, NS.

Anónimo dijo...

Me gusta que se hable en positivo. Y de momento las bibliotecas son gratis, todavía. Por cierto, cuál es la editorial que no se ve.

Anónimo dijo...

Es de Ediciones B, de 1988, ya descatalogado. También estaba en Bruguera, el destino habrá sido el mismo. Impedimenta había comprado los derechos de autor y lo iba a publicar este año. Si no, queda la opción de cogerlo de la biblioteca...