¿Ignoran ustedes que ya existen los gases asfixiantes?
Extirpada de la historia de la literatura reciente y denostada por la ineptitud de una intelectualidad mal prostituida, Cinematógrafo (1936) destaca entre otras muchas novelas dedicadas al mundo del cine por su escrupulosa y estricta sinceridad.
No describirá su autor el encanto sensual de las lentejuelas ni el deslumbrante brillo de los focos, en las páginas de Cinematógrafo el lector se da de bruces con una realidad a menudo ajena, la cara oculta del cine, de sus trabajadores, un universo plagado de abusos de poder, explotación y miseria.
A través de la visión un protagonista puramente barojiano, de hecho, fue el propio Baroja quien apadrinó esta novela, Carranque de Ríos fotografía la industria cinematográfica española, una industria que, en el primer tercio de siglo, nunca dejó de ser nada más que un páramo.
La falta de financiación y mecenazgo, la ausencia de un mercado consolidado, la censura y la avaricia de muchos empresarios provocaron que el mundo del cine, el mundo de los actores y actrices, operadores y técnicos se llenara de advenedizos dispuestos a todo por medrar.
Quizá por eso nadie sea feliz en Cinematógrafo. El suicidio del protagonista (he dicho que el propio Don Pío estampó su firma en el prólogo, no desvelo ningún misterio) no es, pues, fruto de la incapacidad ni de la rendición, sino de unas circunstancias vitales tan inexorables como lo son, en definitiva, las de cualquiera de nosotros.
M.V.
4 comentarios:
Y tanto que son inexorables, amigo MV.
Tengo en mis manos la reedición de la novela, en cuyo prologo Muñoz Molina afirma que murió antes de estallar la guerra civil cuando en realidad lo hizo el 6 de octubre de 1936.
Supongo que te refieres a la edición de Viamonte. En ella, Muñoz Molina reconoce que jamás hubiera leído esta novela si no le hubieran encargado el prólogo de la misma. Para leer a Carranque te recomiendo la edición de sus Obras Completas llevada a cabo por José Luis Fortea, el mayor conocedor del autor madrileño, publicada por Ediciones del Imán en 1998.
Un abrazo.
M.V.
Moltes gràcies
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