13 de junio de 2008

Eugene Smith

Tras las heridas sufridas en la II Guerra Mundial, el fotógrafo Eugene Smith estuvo dos años sin poder realizar una sola fotografía. Con la retina aún inundada por las dantescas imágenes bélicas, decidió que la primera que hiciera tras un silencio tan largo, representaría todo lo contrario a cuanto había visto en los campos de batalla. El nihilismo daría paso a la inocencia, la negrura a la luz, la muerte a la vida, el pasado al futuro. Se trataba de dejar atrás la sinrazón y el miedo, y para todo ello eligió a sus dos hijos como modelos. Ignoramos lo que el viaje iniciático que con tanta ligereza como decisión emprenden les deparará. Es un túnel de luz quien les reclama y convoca. Ellos, claro, lo ignoran, pero su padre, el propio fotógrafo, se ha quedado unos cuantos metros detrás para cubrirles las espaldas. Sabe que, después de todo, entre los árboles bien se puede hallar escondido algún ogro francotirador. En ese caso, prefiere ser él quien dispare primero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso el efecto que produce este nuevo formato del blog en la foto. Estos niños parece que salieran de la cueva del mundo a la luz.

Anónimo dijo...

Los odio. Los ogros son el peor enemigo de niños y jovenes y por desgracia he conocido a unos cuantos que se escondían bajo el velo de su profesión. Creo que ya te lo comenté en el anterior blog.

Anónimo dijo...

Me da pena ver a esos dos pequeños caminando hacia la luz. Parece qie salgan de un mundo aterrador y que por fin hayan encontrado una vía de escape que mejore su situación. Tienen suerte de tener un protector a sus espaldas, no estan solos. Su suertee es considerablemente mayor a la de muchos otros niños que acuden diariamente a nuestras aulas sin apenas poder vestirse ni alimentarse bien. No son muchos porque los que se encuentran en esta situación ni siquiera acuden, pero los que vienen a que les enseñemos nuestro idioma y nuestra cultura, no pueden ni comer.