12 de mayo de 2008

Richard Ford, chejoviano


Se podría hacer una analítica del cuento moderno bifurcándolo en kafkiano y en chejoviano. Para Kafka y sus seguidores, entre los que se encuentran Borges y Cortázar, el punto de partida del relato nace en lo extraordinario en toda su extensión, fabricando un universo fantástico incardinado en la realidad con un final sorpresivo. Para ellos la trama es fundamental. En cambio, para Chejov el relato arranca de repente, del azar, de un gesto o de un suceso mínimo, sin más preámbulos que la descripción del espacio, y concluye elípticamente, sin conceder ninguna importancia a la trama ni al desenlace. Son historias que continúan latiendo una vez concluidas, de tan vitales. Ambas corrientes han tenido bastante predicamento a lo largo del siglo XX, pero la obra de Chejov, en particular, se ha anclado con fuerza en el cuento norteamericano contemporáneo. Carver, Cheever, Sam Shepard o Richard Ford, discípulos declarados de Chejov, han conseguido formar una escuela de calidad insustituible, publicando previamente sus historias en The New Yorker, historias de minúsculas vidas sin importancia, pero que esconden grandes trascendencias, grandes dramas.
Rock Springs (1987) de Richard Ford es un fantástico libro de diez relatos ambientados en los alrededores de Montana, en pueblos vacíos, cafeterías penumbrosas, carreteras infinitas o casas que huelen a la madera vieja del bosque. Hay en estos paisajes un reflejo del desencanto de las relaciones humanas. Todas las historias están marcadas por un trauma o por una crisis sentimental. Los relatos son precisos, secos, certeros. En ellos aparecen seres corrientes de vida gris y cansada, perdedores o gente con ilusión pero sin suerte. Son cuentos sobre la piedad, sobre la búsqueda de la esperanza, redentores. En el tono triste de estas historias aparece al cabo un fulgurante brillo de fe que engrandece a los personajes. El lector queda reconfortado porque descubre que la desolación tiene siempre una salida. Aunque sea estrecha.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por esta fantástica reseña. No he leído nada de Richard Ford, pero esto ya forma parte del pasado. Seguro que su lectura me reconforta a mi tanbién.

ELCE dijo...

¿Y no podría ocurrir, admirado JC, que caigamos en la trampa de la taxonomía, que la supuesta cotidianidad de Chejov tenga mucho de fantasía y la supuesta fantasía de Kafka esté infectada hasta la médula de cotidianidad? En otras palabras, ¿quién no se ha levantado alguna vez convertido en un escarabajo? Tú y yo conocemos a alguno?

Anónimo dijo...

Socorro!!!!!!!!!Que alguien me explique lo que significa levantarse convertido en un escarabajo.

Anónimo dijo...

En mi lengua nativa, eso se dice cuando alguien se levanta con los ánimos por el suelo. Supongo que has aprendido el español como lengua extranjera y por eso no lo entiendes, pero no te cortes y pregunta todo lo que quieras saber. Nadie nace enseñado.

Anónimo dijo...

Tal vez lo que habría que explicarle es el significado de una metáfora.

Anónimo dijo...

Las metáforas, el sentido figurado y las frases hechas resultan muy dificil para la gente que aprende nuestra lengua. Un alumno inglés no se explicaba cómo nos podíamos comer la "mona de pascua" porque el pensaba única y exclusivamente en la mona como animal.

Anónimo dijo...

Por lo que veo os interesan mucho los cuentos de Ford.

Anónimo dijo...

MUCHISIMO, PERO TAMBIÉN LOS PROBLEMAS DE LA GENTE QUE REQUIERE DE UNA EXPLICACIÓN.¿Y A TI?

Anónimo dijo...

¡Cielos! ¿Estás gritando? ¿Por qué?

ELCE dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

¿Qúe libro de Ford me aconsejas,JC?