17 de mayo de 2008

Elegy

Él es un niño de sesenta y tantos y es también un brillante profesor universitario y colaborador del New Yorker. Ella cumplió no ha mucho los treinta y es de una belleza conmovedora. Él desliza sus manos sarmentosas por la piel de tambor de ella. Desafiando a los guardianes de la moral y las tablas de la ley, se enamoran y copulan ("cada vez que hacemos el amor nos vengamos de todas nuestras derrotas") con la ansiedad del reo en el corredor de la muerte. Él es un fugitivo sentimental, un errático viajero por entre las oquedades del corazón. Ella es una firme defensora de la familia y le invita a formalizar su relación. Es entonces cuando los miedos atávicos, los cánticos grupales, los ritos tribales, entran en escena, y una vez más se impone la corrección por decreto social, hágase la oscuridad, no vaya a ser que se propague la epidemia de los afectos. El miedo ahogando el amor, el pasado lapidando el futuro, la muerte diciendo la última palabra. En contra del parecer de los santones mediáticos, la película de Coixet me parece algo más que una obra digna. Y las interpretaciones de Kingsley, Hopper y Penélope Cruz, algo más que meritorias. Diría que la vida es así de bruna, si no fuera porque JC me daría un toque de atención por el abuso léxico.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Precisamente vi la palícula ayer, pues no estaba muy convencida con Casual day.
Creo que la historia es muy triste, humana y emotiva, aunque se aleja un poco de la novela original.
Las interpretaciones de los protagonistas son muy buenas.El papel de Ben Kingsley refleja muy bien sus miedos masculinos, llenos de complejos y recuerdos infantiles.

Anónimo dijo...

"la vida es así de bruna", una sinestesia muy bien conseguida. Sintetiza a la perfección la visión de la vida que nos ofrece la pelicula.
Se me olvidó ponerlo en el comentario anterior.

Anónimo dijo...

Seguro que la visión de la vida no es así de bruna para el inglés del video.

Anónimo dijo...

¿Crees que el inglés tendrá algun problema existencial alguna vez?

Anónimo dijo...

Pienso, luego existo.
Pienso que no existo, luego callo.