14 de mayo de 2008

Casual day

De tarde en tarde surge un cineasta cuya ópera prima, aunque lastrada por ese afán de trascendencia y virtuosismo propios de ellas, es una obra más que aceptable. Apoyada en un sólido guión (salvo en su tramo final), en un plantel de actores de primera línea, con Luis Tosar y Juan Diego a la cabeza, un escenario sugestivo y una banda músical que enmarca eficazmente el fluir narrativo, el novel Max Lemcke nos regala una primera hora francamente divertida en la que muestra el impudor que se esconde tras el paternalismo empresarial y la logorrea de los falsos mediadores. Es una lástima que, como antes apuntaba, en el desenlace el director se olvide de la carga irónica con la que había dinamitado las relaciones de empresa y transite de la comedia ácida y corrosiva a un drama de trazo grueso donde todo aparece subrayado en exceso, como si desconfiase de la nitidez de su caligrafía cinematográfica. Si alguno de los escasos pero valiosos lectores de este turbulento blog decide ir a verla, puede abandonar la sala cuando Diego y Tosar descubren a la fogosa pareja en el Audi 8 del primero y tomarse una cerveza a la salud del bloguero.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No me gusta dejarme una película a medias, así que optaré por no verla. Tenía previsto ir este finde. Ahora tengo un dilema: ¿Confío en ti o voy a verla?

ELCE dijo...

Ve a verla y me cuentas. JF.

Anónimo dijo...

OK.Gracias

Anónimo dijo...

Una pregunta, si me lo permites: ¿el comentario de los limones del caribe era tuyo?

ELCE dijo...

No, no lo era, a Odín pongo por testigo.

Anónimo dijo...

No, no lo era. Odina.